En realidad la gestión de Gustavo Melella nunca tuvo oposición política alguna en ningún estamento de importancia, es más los embates opositores surgieron del mismo espacio que habita a la par del peronismo y el kirchnerismo.

El mayor problema de la oposición política al oficialismo (léase al peronismo y/o kirchnerismo) surge sin dudas de la actitud y el personalismo de sus dirigentes. En el PRO, en la UCR, el Coalición Cívica, todos quieren ser nuevamente electo.

El hecho de que no allá lugar para todos en una misma lista, es el principal motivo de la fragmentación que al final opera funcional al oficialismo.

De esta forma el PRO de “Tito” Stefani busca un armado con radicales de Río Grande y propios de Ushuaia, para capear las elecciones generales y llegar a las elecciones nacionales lo mejor posicionado, donde buscará ser re electo en una banca de diputados.

La misma estrategia despliega el Senador Pablo Blanco y el diputado Federico Frigerio quienes serán la punta de lanza del proyecto radical a la gobernación a sabiendo de una derrota por adelantada.  El objetivo político de esta aventura, está puesto en primer lugar en la renovación de la banca del diputado porteño por Río Grande Frigerio y en segundo lugar posicionar al mismo Pablo Blanco para cuando llegue el turno de renovar la banca en la Cámara baja.

Otro lugar donde los forcejeos están al orden del día, es en la conformación de las listas de Legisladores. Allí la batalla es sin cuartel. El portazo de Federico Sciurano tiene que ver con esa pelea descabellada y contra reloj. Esta semana cierra la presentación de alianzas y a fin de mes deberán estar todos los candidatos sobre la mesa. Lo único que se puede adelantar por el momento es que JxC se hizo añico a 60 días de las elecciones generales sin posibilidad de retorno.