Los efectos de la crisis derivada de la caída del precio internacional del petróleo comenzaron a extenderse a las principales provincias patagónicas, donde se multiplican las amenazas de despidos y cesantías del personal de la actividad.

A las dificultades que se registran en la cuenca neuquina, donde el gremio ya denunció más de 600 despidos, se sumó ahora un conflicto en Santa Cruz.

Allí representantes gremiales anunciaron paros y medidas de fuerza tras el despido de 80 operarios en la firma Huinol, que presta servicios para la petrolera Sinopec, a los que se agrega la preocupación por otras 500 cesantías en empresas de la actividad.

La compleja situación motivó la intervención del gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, quien advirtió a las petroleras que su administración "no va a permitir" que se multipliquen los despidos.

"Les advierto a las petroleras que el gobierno de Santa Cruz no va a permitir despidos que pongan en riesgo la paz social", subrayó Peralta. Y agregó: "Mucho menos en este momento cuando las provincias están dejando 7 dólares por barril para sostener el precio interno del petróleo".

El mandatario provincial fue incluso más allá y reprochó a las petroleras que "cuando sobró la plata, cuando el precio del crudo estaba en 100 dólares, no socializaron la riqueza" entre los trabajadores.

En paralelo al escenario santacruceño, el último lunes el titular del sindicato del Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo Pereyra, amenazó con paralizar todas aquellas empresas del sector que despidan trabajadores.

El dirigente gremial, número dos de la CGT opositora de Hugo Moyano, contabilizó más de 600 cesantías en la región en los últimos meses y estimó que están en peligro otros 800 puestos de trabajo como consecuencia de las dificultades que atraviesa la actividad por efecto a la abrupta caída del precio internacional del crudo.