Un jubilado de 73 años mató de un escopetazo a un joven de 19 que intentaba robar el almacén de un vecino, en el barrio El Retiro de esta ciudad. El hecho ocurrió anteayer, cerca de las 8, en la esquina de 160 y 47. El jubilado se encuentra procesado pero en libertad, ya que los investigadores consideraron que se trató de un caso de "legítima defensa", ya que éste fue a su vez herido con un arma blanca.

Cuando al padre de Jeremías Julio Medina le dijeron que su hijo había asaltado un almacén, él contestó que no podía ser, que el chico estaba durmiendo. Entró a la habitación y vio la cama vacía. Salió de su casa. A unas cuadras vio un cuerpo en el asfalto, cubierto con una especie de alfombra verde: era su hijo y estaba muerto.

Nadie escuchó el tiro. Es que algunos se los confunden con el ruido del caño de escape de las motos. A medida que se fueron despertando, los vecinos empezaron a salir para ver por qué había tantos móviles policiales. Algunos pensaron que los ladrones se habían matado entre sí; otros, que había sido un accidente. Aún hay vecinos que no saben que el disparo que terminó con la vida de Julio Medina salió de una escopeta calibre 16 ni que el autor del disparo fue el jubilado que vive arriba del almacén de la esquina. "El imputado se encuentra procesado pero en libertad hasta que tengamos todas las pericias para reconstruir el hecho", dijo a LA NACION la fiscal Leila Aguilar.

Cuando los familiares de Medina, que viven cerca, llegaron al lugar, se desesperaron. Gritaban: "Dónde está el dueño del comercio, lo voy a matar". Por esas amenazas y por temor a represalias, una camioneta de la policía bonaerense estaba ayer apostada en la esquina.

"Andá abriendo que ya vengo", le dijo el hombre que alquila el local donde ocurrió el hecho a su hermano. Cinco minutos después volvió y vio dos cuerpos tirados en la calle. "El señor de arriba, que me alquila el local, estaba reincorporándose. Estaba todo lleno de sangre", dijo a LA NACION el hombre de 49 años.

Desesperado, ese vecino levantó al herido y lo llevó al hospital Melchor Romero. El jubilado estaba "callado y shockeado", contó el hombre.