Procesando. Por favor aguarde...
Argentina pierde cada año sumas millonarias por la pesca ilegal y no regulada en el Atlántico Sur.
Cientos de embarcaciones pesqueras faenan pocos metros más allá de las 200 millas de su costa, donde termina la zona económica exclusiva de pesca del país austral y empiezan aguas internacionales.
Rastrean los cardúmenes de peces con dispositivos electrónicos y a veces penetran ilegalmente en aguas argentinas durante la persecución, aún a riesgo de ser descubiertas.
El último atrapado in fraganti fue el pesquero español Playa Pesmar Uno. Lo detuvieron el pasado domingo por haber lanzado sus redes 400 metros dentro del límite argentino y permanecerá inmovilizado hasta pagar la sanción, que puede ser de hasta diez millones de pesos, señala El País de España.
Hace un año, un buque chino fue hundido a tiros tras reiteradas advertencias de un guardacostas al que intentó embestir. Otras dos embarcaciones que también estaban en aguas argentinas lograron escapar. "No ocurre frecuentemente, pero son incidentes que se registran todos los años", señala a El País Favio Cambareri, administrador del puerto patagónico de Comodoro Rivadavia, donde está varado el Playa Pesmar Uno y sus 34 tripulantes.
El barco, de 63 metros de eslora, tenía en sus bodegas 320 toneladas de merluza, abadejo, pota y raya. En su defensa, la armadora española asegura que traspasaron la frontera "por error", debido a una desviación en uno de sus tres GPS.
Fuerzas de seguridad policiales y militares vigilan por cielo y mar que no haya pesca ilegal dentro de los límites argentinos, pero los recursos son insuficientes. Son más de 5.000 kilómetros de litoral. "Tenemos seis guardacostas grandes, de 60 metros, y cuatro aviones", detalla el titular de la Prefectura Naval Argentina de Comodoro Rivadavia, Humberto Huanau. "Nuestra función es básicamente preventiva", señala.
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