
Procesando. Por favor aguarde...
La historia es contada con lujos de detalles en los círculos íntimos de la gente de “Ceremonial y Protocolo”, y convive con dos temas, que por éstos días dieron mucho que hablar. La permanente ausencia de Melella en su puesto de gobernador con casi 100 viajes al año (2024) y el pobre papel de la vicegobernadora frente a la Legislatura provincial, convertida en un fondeadero de ñoquis.
Sucede que las relaciones entre el gobernador y su vice siempre fueron mala, solo en la campaña política se mostraron juntos y sonrientes, en privado se detestan. A pocos meses de haber asumido ambos la primera gobernación, Melella se ausento de la provincia por casi cien (100) días seguidos dejando a Mónica Urquiza al frente del ejecutivo; En aquel entonces el dialogo era casi nulo. Durante ese tiempo, Urquiza junto pacientemente una lista de reclamos para hablarlo en privado con su compañero de fórmula. La historia contada por la vicegobernadora en primera persona dice que cuando Melella llego de su larga estadía en Buenos Aires y teniendo programado el encuentro entre ambos, El gobernador decidió pasar de largo directamente a Río Grande asumiendo la gobernación allí y tomando distancia de su vice.
Fue en ese momento que Urquiza supo que no había lista de reclamos, ni dialogo como se habían prometido meses atrás. A partir de ese momento un frio manto cubrió las relaciones.
La orden bajada por el propio Melella fue simple, que la vicegobernadora se encargue de ir a todos los actos protocolares que abundan en el gobierno, la tarea fue delegada en la gente de ceremonial y protocolo. El problema era encajar las ausencias del gobernador que eran (y son) muchas con los actos protocolares que él mismo Melella decidía participar en esos actos la tarea era evitar la presencia de su vice.
De ahí que en las oficinas del gobierno a la vicegobernadora Mónica Urquiza se la conocen como El Jarrón chino… "La vice es como un jarrón chino. Se presume que es importante, pero en el fondo estorba y nadie sabe dónde colocarla. Es muy difícil la posición de nuestra vice", relató uno de los hombres que más conoce la relación entre la formula gobernante.
Lo cierto es que en la mayoría de los actos oficiales, Urquiza oficiaba en representación del gobierno, tal vez era para lo único que fue (es) tenida en cuenta por la gestión Melela, “A ella le encanta ir a los actos… el papel de Jarrón le calza justo, el tema es no cruzarla con el gobernador ahí comienzan las corridas” señalaron desde ceremonial.
Un poco de historia: A fines de la primera gestión la posibilidad de repetir la misma fórmula eran muy escasas, no había dialogo ni buenos gestos, la relación de la formula gobernante se había consumido a los pocos días de asumir; La imperiosa necesidad política de Melella de aprobar su proyecto de re-elección en la última sesión de aquel año (2024), llevó nuevamente a poner en valor la degastada formula.
Hoy Mónica Urquiza sigue siendo el mismo “Jarrón Chino” desde que asumió hace seis años, con un problema adicional, la falta de liderazgo para conducir hoy el parlamento fueguino hace mella, simplemente porque con su accionar ha convertido a la Legislatura en un conchabo político con dietas por las nubes, pocas leyes y una oscuridad administrativa que nadie explica, amén de poseer en la Cámara legislativa varias docenas de personajes disfrazados de “asesores”.
Un informe reciente publicado por varios medios, confirman que el gasto total por legislador anualmente supera los $1967 millones, cifra que incluye salarios, asesores, estructura paralela, viáticos, designaciones y un aparato administrativo cuyo detalle es imposible conocer, simplemente porque el palacio legislativo decidió no publican nada. Y lo peor Legislatura dedica la mayor parte de su agenda a proyectos de escaso impacto, dejando las leyes de fondo en una minoría incómoda. Un análisis de la Mesa de Entradas muestra una tendencia preocupante: la Cámara dedica la mayor parte de su actividad a declaraciones simbólicas y trámites de gestión interna.
La conclusión del informe es fulminante: la estructura más cara y que pagan los fueguinos con sus impuestos, dedica más de la mitad de su tiempo a tareas simbólicas o administrativas, mientras que las leyes que realmente que podrían cambiarle la vida social representan apenas un tercio de su esfuerzo.
Tal vez el apodo de Jarrón chino, no sea nada al lado del desastre que significa a esta altura el palacio legislativo ajeno a la crisis y distanciado de la realidad. Mb.-
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