La historia cuenta que el gobernador Gustavo Melella, cuando se enteró de los vericuetos legales que uso el Tribunal de Cuentas para equiparar sus sueldos a la dieta de los Magistrados, puso el grito en el cielo. Pero ya era tarde la “acordada” salía por unanimidad y era la repuesta al fallido nombramiento de Miguel Longhitano al superior Tribunal de Justicia, que terminó encumbrando al entonces camarista Ernesto “Nene” Löffler.

“Esta acordada de los tres vocales del Tribunal de Cuentas es el resultado de la trapisonda que le hicieron a Longhitano en el Concejo de la Magistratura o mejor dicho es la excusa” dijo uno de los ministros del gobierno más activos a este medio.

Por lo pronto lo sucedido es historia pasada, pero sirve para entender porque los vocales del Tribunal de Cuentas acuerdan sus propia dieta y en la actualidad cobran lo mismo que un miembro del Superior Tribunal, es decir más de $11,5 millones mensuales un verdadero despropósito.

A contramano de la historia

A los dos “magistrados” que hoy ocupan las vocalías del Tribunal de Cuenta parece podo impórtale los nuevos tiempos que corren, teniendo en cuenta que gobierno el país.

Lo cierto es que mientras la crisis golpea a los trabajadores públicos y privados, los vocales vitalicios del Tribunal de Cuentas de la Provincia (TCP) se otorgaron un nuevo aumento del 5%, elevando sus salarios a la escandalosa cifra de $11.686.824 por mes , con un aguinaldo que alcanza los $5.843.412, amparados en su estabilidad vitalicia, no solo superan en ingresos al Presidente de la Nación y a cualquier otro funcionario del país, sino que han utilizado más de 20 actos administrativos para autodeterminarse incrementos salariales sucesivos.

Según datos oficiales, en 2025 los vocales percibieron más de $11,6 millones mensuales, cuando en 2015 cobraron apenas $124 mil pesos, que ya era mucho dinero en su momento. Solo en 2024, sus haberes aumento un 22,71%, acumulando un 109,22% en los últimos años, muy por encima de cualquier trabajador del sector público o privado.

Mientras este despilfarro de fondo público ocurre a cielo abierto, la Legislatura, ni que hablar del Fiscal de Estado, dijo una sola palabra. Desde el gobierno ven en este despilfarro una oportunidad política de impulsar la “reforma de la constitución” como único remedio, por mientras dos vocales se vuelven millonarios e intocables.-