Procesando. Por favor aguarde...
“No veo nada en Tierra del Fuego que me deje una lucecita en el fondo. En el sector industrial, por más que digan que quedan seis años del subrégimen”, dijo Rivarola.
Río Grande.- La reforma fue aprobada este martes por el Senado brasileño y flexibiliza las normas de contratación, las rescisiones de contratos y permite acuerdos entre empleado y empleador por fuera de los convenios colectivos y la legislación laboral. Además se permite ampliar la jornada de ocho a doce horas, y se permite pagar el salario sobre la base horaria en lugar de la remuneración mensual fija. También se crea la figura del trabajador autónomo exclusivo, que podrá prestar servicios a un único empleador pero sin vínculo laboral permanente. Todo esto, de mutuo acuerdo entre empleador y empleado sin necesidad de aprobación del sindicato.
En diálogo con FM La Isla, Daniel Rivarola sostuvo que “la posición que está tomando Brasil es de una similitud increíble con el gobierno argentino. Lamentablemente en épocas de crisis, y ahora con un gobierno de tanta derecha, lo primero que tratan de achicar es el sector obrero. El costo laboral es un tema de discusión en Argentina y, cuando empiezan a haber ejemplos en la región, obviamente todos nos tenemos que empezar a preocupar. Sabemos que, por el pensamiento nacional, hay muchas posibilidades de que esta discusión se empiece a tratar en cualquier momento en la Argentina”, advirtió el dirigente.
Federaciones preocupadas
La opinión de Rivarola refleja la preocupación de la dirigencia nacional por el posible avance en Argentina, y la Federación que nuclea al gremio mercantil ya remitió la información “para que cada uno se vaya instruyendo en la zona y no quedar descolgados de lo que está pasando. En la Argentina hay una particularidad, y es que a veces los acuerdos se empiezan a aprobar en el interior antes de que sean nacionales. La apertura los días domingo y las modificaciones de los años ’90 arrancaron en el interior”, citó como ejemplo, por lo cual se evitará que desde el interior se acceda a una flexibilización que después dé herramientas para extenderlas a nivel nacional.
“Por eso nuestra federación baja la información, preparándonos para que no se genere una situación regional que después se pueda pasar al país”, dijo.
¿El fin de los sindicatos?
El dirigente puntualizó sobre los aspectos más preocupantes de la reforma, que pega de lleno contra las asociaciones sindicales. “Lo que más me preocupa de toda esta reforma es la posibilidad de negociar individualmente con el trabajador, por fuera de las convenciones colectivas o las leyes. Justamente se va al lugar más débil, porque agarran al obrero y tiene que cerrar con la empresa para no ser despedido, y el gremio termina siendo el enemigo porque le hace perder el empleo”, sostuvo.
De implementarse en el país, es un retroceso casi de cien años, cuando comenzó la lucha para organizar sindicalmente al obrero. En los hechos, Rivarola dio a conocer que ya los empleados en negro están pidiendo que no exijan el blanqueo para no perder su trabajo, y esta reforma le daría legalidad a acuerdo de partes de este tipo: “Esta crisis la estamos verificando en Río Grande, porque encontramos un trabajador en negro y se nos pone a pedir por favor que no lo hagan declarar porque pierde el trabajo. Esto es lo mismo, pero haciéndolo de forma legal, porque va a estar habilitado por las autoridades del trabajo de Brasil esta posibilidad de acuerdos individuales”, subrayó.
“De todo lo que hemos leído, es lo más grave; pero está también la modificación de la jornada, con posibilidad de extenderla a doce horas, y se elimina el pago mensual para pasar al pago por jornada. Con tres días de anticipación deben avisar cuál va a ser la jornada de los cinco días previstos y, en virtud de lo que se desarrolla, se fija la remuneración y se acaba el sueldo mensual. Este es otro ataque grande”, remarcó.
También implicaría otro retroceso en el país porque “en la Argentina el jornal y el trabajo a destajo casi no existe, se trabaja por remuneración mensualizada, que prevé la ausencia por enfermedad o por vacaciones, porque hay una base de cálculo fija, que son los treinta días de empleo. Con esto no se va a manejar más este tipo de cosas y habrá que ver si estará cubierta la ausencia por enfermedad. Ellos hablan de trabajo intermitente, y dicen que con tres días de anticipación deben anunciar cuáles son las cinco próximas jornadas. Ahora tienen una jornada de ocho horas y pasarían a tener una de doce, con lo que desaparecen las horas extra”, apuntó, como daño colateral también significativo.
“La idea es desarmar la rama sindical -sentenció Rivarola-. En Brasil quedan 17 mil entidades gremiales, comparadas con las ciento y pico de Argentina, por lo cual creo que están atacando un poco esto y quieren dejarlas de lado en cualquier tipo de discusión y empezar a anular a las de menor envergadura. Esto está recién aprobado, hay que ver qué reacción tiene el pueblo. Hay un sector de la Cámara que quería mayores reformas y la parte que votó en contra dijo que hasta aquí iban a llegar, pero esto indica que todavía hay ganas de achicar algo más”, manifestó.
Menos acceso a la justicia
Otro aspecto de la reforma es que encarece el acceso a la justicia del trabajo para el obrero, en una coyuntura nacional donde el Presidente Macri decidió instalar en los medios el debate sobre las “mafias” de los juicios laborales. “Me parece que sería lo primero a copiar, porque le sacan todas las posibilidades del juicio laboral gratuito al obrero, entonces tiene que pagar tasa de justicia y, si el obrero está en situación de despido, no lo puede hacer. Le recortan la posibilidad de litigar en forma gratuita y, si llega a perder, encima carga con todas las costas que antes caían sobre el Estado”, explicó.
“Normalmente en Argentina los abogados son de la parte sindical y no se pagan, pero en este caso queda todo de lado. El obrero tiene que analizar si tiene una muy buena causa, porque la duda en Argentina siempre está a favor del obrero, pero si pierde, pierde lo que ya no tiene”, dijo.
CGT muda
Si bien esta reforma en Brasil todavía no fue aplicada y resta la promulgación del presidente, Rivarola consideró que “la Argentina tiene que sentarse ya a hablar de este tema. Si nos bajaron la línea desde nuestra federación, calculo que a nivel CGT ya algo hay. No es que por una noticia amarillista de algún lado nos mandan a avisar. Acá está la situación cierta y en Buenos Aires se huelen situaciones similares, o que podría haber muy buenos ojos para empezar con la reforma en la Argentina”, alertó.
Lamentó que, en esta dura pelea que se puede plantear, la CGT aparece debilitada y en silencio frente al avance que ya se ha concretado en el país, con la sucesión de despidos. “Yo no participé de reuniones cegetistas a nivel nacional y no estoy dentro del secretariado, pero creo que le falta una presencia mayor y una posición más firme a nuestra CGT, y no vislumbro una oposición”, señaló.
“Vemos la situación económica del país, el cierre de fábricas, la desocupación y hasta gente ajena como Leuco que hoy hablaba de cómo es posible que el gobierno se haya desentendido del problema de PEPSICO. Si un tipo como Leuco está planteando esto, me llama la atención que la CGT no esté marcando la cancha de otra manera”, manifestó.
El impacto en Tierra del Fuego
Respecto de la situación en la zona norte, con alrededor de 300 millones menos de circulante y un incremento del gasto social, las obras sociales sindicales están quedando sin aportantes y es otro lado de la crisis, que analizó Rivarola. “A nivel Tierra del Fuego, vemos cada vez menos beneficiarios titulares y más monotributistas. La reforma de Brasil contempla el monotributo vinculado con una sola empresa, con lo que está reemplazando al trabajador directo. Esto es complejo porque no tributan de la misma manera, en comparación con el salario de convenio, y complica a las obras sociales. Recaudan menos y el sector privado de la medicina, que no tiene regulación, se maneja a su gusto y sigue subiendo los valores. Con esto entran en crisis todas las obras sociales”, dijo.
La expectativa es cero en este momento y, en todo caso, el horizonte parece peor: “No veo nada en Tierra del Fuego que me deje una lucecita en el fondo. En el sector industrial, por más que digan que quedan seis años del subrégimen, todas las empresas en sus inversiones se fijan más de seis años para adelante antes de poner en riesgo su capital y no hay nada que indique que esto va a mejorar”, señaló.
“La construcción de obras del gobierno nacional y provincial siguen siendo promesas y no veo una reactivación que nos lleve a buen puerto. Me da miedo porque no encuentro nada en el futuro”, confesó el dirigente.
“Este gobierno nacional decía que teníamos que esperar el segundo semestre, y ahora me da miedo, porque todos están esperando a después de las elecciones nacionales para tomar medidas un poco más agresivas. Hoy no las toman para no dañar candidatos y tengo más preocupación por lo que va a pasar después de octubre, cuando tenía la esperanza de que en agosto o septiembre se reactivara el sector”, concluyó.
Fuente: Diario Provincia 23.
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