Procesando. Por favor aguarde...
Para aquellos que vivimos hace un tiempo en esta isla, sobre todo para quienes hemos transitamos el camino de la provincialización, como una bisagra entre el nostálgico Territorio y la nueva provincia, mucha agua corrió bajo el puente.
El primer gobierno electo por los fueguinos, extinguió en poco tiempo la euforia de la provincialización, ese estatus que habíamos adquirido y que significaba para los fueguinos ser artífices de su propio destino.
Las desinteligencias no tardaron en llegar y las dudas sobre nuestra capacidad de ser dueños de nuestro propio destino, comenzó a aflorar en cada rincón de la nueva provincia.
Los hechos de corrupción y el primer muerto en democracia, comenzaron a delinear una agenda de sucesos, marcados por los desencuentros y división de una clase dirigencial que sin dudas no estuvo a las alturas de las circunstancias.
Gobernados por el partido provincial, por peronistas, alianzas entre radicales y justicialistas, sumados a la era socialistas, la provincia caminó sus primeros años sin rumbo, donde el divorcio entre los dirigentes y sociedad era moneda constante.
Gobierno derrocados abruptamente por peleas intestinas, despilfarro de presupuestos frente a necesidades sociales que se multiplicaban y un Estado quebrado, que solo pago sueldos durante año. Tiempos donde la iniciativa y la política de Estado brillaron por su ausencia, dando paso a un paisaje desolador, donde la sociedad fueguina contemplaba atónita y donde la apatía ganaba terreno a la esperanza de cambio
En ese territorio la corrupción calo en todos los estamentos, solo en siete años, 31 funcionarios públicos fueron acusado de corrupción, 13 de ellos terminaron entre rejas, mientras que los 18 restantes fueron condenados a prisión en suspenso, los datos surgen de cruzar un relevamiento oficial realizado por el Ministerio Público Fiscal solo desde el año 2007 hasta el 2012. Un periodo corto de la provincialización pero que marcó a fuego la descomposición en que estaba sumergida nuestra provincia.
Si bien el Gobierno de Rosana Bertone ha transitado poco tiempo en gestión pública, se logró algo poco esperado, encender nuevamente esa llama de la ilusión colectiva que alberga la esperanza perdida e invita a participar de la reconstrucción de un Estado que permanecía desquiciado.
La resiliencia con que Bertone se adapto a las situaciones adversas, muestras el lado de una mujer poco explorado.
Rosana Bertone construyo su imagen de hacedora pública con cargos fuera de la provincia, primero como diputada y después como senadora. La sociedad confió nuevamente en una mujer para cambiar la historia, advirtiendo en esa legisladora a una mujer tan tenaz como persistente en el trabajo.
Así como a efervescencia de la provincialización se esfumo en pocos meses, los primeros días del gobierno de Bertone, estuvieron signado por enormes dudas, sobre el futuro de su gobierno. Esa confianza recientemente depositada en las urnas parecía colarse entre los dedos de una mano.
Los gremios principalmente del Estado con la ayuda varios dirigentes políticos, entre ellos los Intendentes de Ushuaia y Río Grande había pergeñado poner fin a un gobierno que aún no nacía. Otra vez, las mezquindades, las peleas internas y los desencuentros era el panorama qué reinaba.
Sin embargo, la paciencia, la búsqueda de canales alternativos y el reencuentro con una sociedad que esperaba y ansiaba el cambio, pudo más. Las carpas se levantaron y la violencia de los gremialistas fueron cediendo frente a la demanda cada vez más expuesta de diferentes sectores de la comunidad que entendía que el gobierno de Bertone había venido para dar vuelta la página de una historia reciente.
El gobierno salió fortalecido de aquel triste episodio que por momento devolvió imágenes que la sociedad no quería ver más.
Sobre los escombros de aquellos episodios se comenzó a construir una nueva etapa. La demanda social apabullaba y se buscaba recuperar el tiempo perdido.
Con la gobernadora instalada en su despacho, Bertone puso proa a su gestión pública. “No llegamos al Gobierno para reproducir frustraciones pasadas” había dicho en su primer discurso inaugural. Y ahora eran tiempo de llevarlo a la práctica.
El país había elegido como gobierno central a Mauricio Macri, un hombre que venía de un pensamiento político diferente al de Bertone. Lejos de ser una adversidad para su mandato, la gobernadora entendió que debía gestionar para todos y cada uno de los fueguinos, optó por no encerrarse en su ideología y abrió su gobierno a nuevos entendimientos forjando una relación política-institucional con la Nación, que le permitió esquivar una dura crisis que amaga en quedar atrás pero que aún perdura.
Una decisión que muchos miran de reojo, sobre todo quienes se paran en el lugar de la oposición política. Los más radicalizados condenas al gobierno de Bertone por su relación con la Nación sin siquiera espiar lo que sucede en la provincia de Santa Cruz. Otros en su intimidad y a dientes apretados reconocen los puentes que supo tender con el poder central.
Aquellos que no están atravesados por la política y que su afiliación pertenece al mundo de los indecisos, miran con buen atino, como el gobierno de Bertone dio una vuelta de campana en su gobierno, que paso de las dudas al trabajo y del trabajo a solucionar problemas históricos de obras inconclusas, muchas veces por mezquindad político o cuando no por simple inoperancia.
Financiamiento interno para equilibrar los números del Estado y financiamiento externo para refundar la provincia, parece ser la receta económica que muestra a una provincia de pie.
Mantener buenas relaciones con el gobierno central y al mismo tiempo pararse en la vereda política que corresponde no es poca cosa. Rosana Bertone logro la Jefatura del partido Justicialista en la isla y un reconocimiento nacional de la mesa chica del Justicialismo que integra y donde pocos fueguinos peronistas pudieron recalar.
No se trata de tirar la ideología por la borda, pero tampoco de anteponerla a un gobierno para unos pocos en desmedro de la mayoría. Ese parece ser el mensaje que algunos no entienden, pero que de poco se va filtrando en la sociedad, quien es en definitiva es quien juzga los hechos.
No fue fácil transitar este periodo para el gobierno provincial, donde la economía aún hace mucho ruido y existen varios desafíos pendientes.
La recuperación de los puestos de trabajo en los parques industriales, la salud y sobre todo la educación, figuran al tope de los reclamos sociales.
Hay un dato revelador en medio de los vaivenes de la economía, por primera vez comenzaron a crearse puestos de trabajos en los parques industriales fueguinos, el gobierno apuesta fuertemente a la obra pública, tiene los fondos necesarios para motorizar la economía interna y también tiene -tal vez algo más importante- la decisión política de torcer una historia repleta de frustraciones.
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