El juicio por el homicidio de Héctor López Villarroel, ocurrido en 2024 en la Margen Sur de Río Grande, entró en una etapa clave tras la declaración de los peritos de la Policía Científica. En el banquillo se encuentran Mario Germán Álvarez (45), su hija Catalina (19) y su hijo Sergio Gómez (22), acusados ​​de haber participado en el ataque que terminó con la vida del hombre, quien recibió múltiples puñaladas en el cuello.

Durante la audiencia, los especialistas expusieron los resultados de las pericias de ADN y los indicios recolectados en la vivienda donde también fue hallada sin vida Norma Gómez , expareja de la víctima y madre de dos de los imputados.

Según los peritos, Mario Álvarez aparece como el más comprometido : tenía en su ropa y en distintos sectores de la vivienda (pared, ventana y cama) manchas de sangre de la víctima “por contacto”. En tanto, sobre Sergio Gómez y Catalina Álvarez, los rastros hallados fueron propios o de familiares, aunque en el caso de la joven se encontró un cabello sobre el cuerpo de la víctima y ella misma admitió haber forzado con el hombre.

Un punto que genera dudas es el análisis de las armas: se secuestraron tres cuchillos, un cúter y una hoja de cúter, esta última hallada debajo del cuerpo de López Villarroel. Sin embargo, el único ADN detectado en esa hoja corresponde al propio fallecido. Incluso, se detectó que uno de los cúteres portados en una mochila perteneciente a la víctima, quien además tenía antecedentes de intentos de suicidio durante su paso por la Unidad de Detención.

Esta situación abre interrogantes sobre la mecánica del hecho. La defensa plantea que López Villarroel habría asesinado a Norma Gómez y, tras permanecer solo en la vivienda por dos horas, habría intentado quitarse la vida al ser sorprendido por los acusados.

El tribunal dispuso que mañana continuará el debate con la declaración de los médicos forenses que realizaron la autopsia, testimonios que serán determinantes para esclarecer lo ocurrido en la Margen Sur.