El primer hecho ocurrió cerca de las 17:00 en calle Paso de los Libres al 100, cuando una vivienda recibió una ráfaga de al menos 9 disparos. Milagrosamente no hubo heridos, aunque la escena desató un fuerte operativo policial.

Horas más tarde, alrededor de las 20:00 en Los Sauces al 300, una camioneta Toyota Hilux fue atacada a tiros, recibiendo múltiples impactos. En medio del tiroteo, un hombre resultó herido en la pierna y debió ser trasladado de urgencia al Hospital Regional Río Grande.

Un conflicto familiar como detonante

Según trascendió, los episodios violentos estarían vinculados a un casamiento “arreglado” entre una joven de 23 años y un menor de 15 años de la comunidad gitana. El adolescente habría golpeado a su esposa, lo que generó un conflicto de violencia de género y la huida de la mujer a la casa de su tía, donde se produjo el primer ataque.

Como si fuera poco, familiares del menor denunciaron un presunto abuso sexual contra la hermana del joven, lo que habría encendido aún más la escalada de violencia.

Un barrio bajo fuego y una Policía sin recursos

El operativo desplegado incluyó a la División de Servicios Especiales y la Comisaría Cuarta, que llegaron con armas largas, acordonaron la zona y montaron controles en los accesos. Finalmente, un menor de 15 años fue demorado y un adulto quedó detenido como presuntos responsables de los disparos.

La seguidilla de hechos dejó en evidencia la fragilidad del sistema de seguridad en Río Grande, donde gran parte de los patrulleros están fuera de servicio por desperfectos mecánicos y los pocos que circulan lo hacen gracias al aporte de los propios efectivos.

La violencia de la Margen Sur volvió a mostrar que el Estado llega tarde y mal: mientras los vecinos reclaman protección, la falta de inversión en seguridad y prevención expone a toda la comunidad a situaciones de altísimo riesgo.