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Final para el gobierno de los Fernandez

Arranca la era Milei:La pesada herencia yun discurso atípico

En la asunción se mostró afable con Cristina Kirchner, pero el mensaje a la política fue duro. Cuándo empiezan las reformas y las claves de lo que viene.

Entre la jura y el discurso de asunción, el presidente Javier Milei dejó en claro que buscará desde el inicio marcar la diferencia con sus antecesores y marcarle la cancha a la dirigencia política que lo supera numéricamente en el Congreso, donde esta semana ingresará el "tren de leyes" para llevar acabo el ajuste económico que, según adelantó, "será duro".

Milei ingresó al Congreso a las 11:46, unos 30 minutos después de que la ahora ex vicepresidenta Cristina Kirchner abriera la sesión de la Asamblea Legislativa. En los palcos del recinto había una importante presencia de militantes libertarios que corearon con fuerza la palabra "libertad" y aplaudieron cuando se anunció el inminente arribo de Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel.

La escena fue muy similar a las que se veían en el Congreso cuando Cristina Kirchner era presidenta y las bandejas del recinto de la Cámara de Diputados se colmaban de militantes que la alentaban y abucheaban a la oposición. En este caso, el cruce fue con los diputados del Frente de Izquierda, que mostraron carteles con la leyenda "No al plan motosierra de Milei contra el pueblo".

"¡Motosierra! ¡Motosierra!", cantaron los militantes con fervor mientras algunos de ellos les gritaban "parásitos" y "vagos" a los legisladores. El diputado Christian Castillo les devolvió un "fachos". Ese espíritu de la militancia libertaria se volvió a sentir cuando abuchearon brevemente a Cristina Kirchner en el momento en que volvió a entrar al recinto para recibir a Milei.

Pese a ello, el Presidente y la ex mandataria conversaron amablemente. Luego del juramento, Milei le mostró a Cristina Kirchner el bastón que le hicieron para la ocasión, el cual tiene tallada la figura de los cinco perros del presidente electo. La vicepresidenta saliente rió y se mostró divertida con el detalle.

Fue, tal vez, el único momento de relativa simpatía entre Milei y la dirigencia política presente en el recinto de la Cámara de Diputados. Los gestos siguientes del flamante jefe de Estado mostraron otra cosa y dieron una señal clave para lo que viene.

Inmediatamente después de la jura, Milei dejó que las palabras de agradecimiento ante la Asamblea Legislativa las pronunciara Villarruel, flamante presidenta del Senado. Fue menos que un saludo protocolar. En 1983 Raúl Alfonsín tampoco habló ante el Congreso (eligió hacerlo en el Cabildo) pero dejó su discurso por escrito. El líder de La Libertad Avanza no hizo siquiera eso. 

El flamante mandatario se trasladó a las escalinatas del Congreso para hablar con la gente a la que convocó en los últimos días. El recinto de la Cámara de Diputados se vació casi de inmediato. Para algunos legisladores, esa decisión de Milei fue una mala primera señal.

El paquete de reformas que Milei enviará al Congreso se terminará de definir este lunes en la reunión de Gabinete que se llevará a cabo a las 8:00, según indicó el ministro del Interior, Guillermo Francos al salir del recinto. Aseguró que, más que una "ley ómnibus" será "un tren de leyes" con varios proyectos.

Milei y su Gabinete saben que con 37 diputados y 7 senadores están muy lejos del quórum y que necesitarán apoyo extrapartidario para aprobarlos. En principio, según distintas fuentes parlamentarias consultadas por iProfesional, lo tendrá, pero Milei apunta a meter presión desde afuera. En esa clave, se lee su decisión de no hablar dentro del recinto.

El Presidente buscó poner en valor que ganó las elecciones con un apoyo contundente del 55% de los votantes. En su mensaje inaugural, de espaldas al Congreso y de cara a la gente, repitió varias veces que "no hay alternativa al ajuste" y sus seguidores cantaron a coro "motosierra". Fue una forma de remarcarle al Poder Legislativo de entrada que su plan, por duro que sea, tiene apoyo popular.

En ese contexto, Milei le prometió a "la clase política" que él no viene a "perseguir a nadie, ni a saldar viejas vendetas, ni a discutir espacios de poder" y que, si bien no pedirá "acompañamiento ciego", tampoco va a "tolerar que la hipocresía, la desonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio".

De la misma manera, lanzó una dura advertencia a sindicatos o agrupaciones sociales: "Un país en el que, quien corta la calle violando los derechos de otros ciudadanos, no recibe la asistencia de la sociedad. El que corta, no cobra". En esa línea, sostuvo que "aquellos que quiran usar la violencia o la extorsión se van a encontrar con un presidente inamovible".

Y es que Milei sabe que, a la difícil negociación política que le espera por delante para avanzar con su paquete de reformas se le podría sumar la resistencia de varios sectores de la sociedad civil que sentirán el golpe. Por eso, más que en las medidas que tomará hizo hincapié en que "ningún gobierno recibió una herencia" como ésta.

Entre los cantos y aplausos de sus seguidores a la frase "no hay plata", Milei subrayó que el cambio que se propone implica "por un lado un ajuste fiscal en el sector público nacional de 5 puntos del PBI, que a diferencia del pasado caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado".

Allí, entrará no solo el gasto "político" sino también ítems sensibles para la población como los subsidios, dado que uno de los puntos que remarcó el Presidente fue el de los "desequilibrios en tarifas".

"Sabemos que será duro, por eso quiero traerles una frase sobresaliente de uno de los mejores presidente que fue Julio Argentino Roca: 'Nada estable y duradero se conquista cuando se trata de la libertad de los hombres si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios'", señaló.

 

 

Milei repitió varias veces que "no hay alternativa al ajuste" y también remarcó que su plan será de "shock" porque "todos los planes gradualistas terminaron mal". Pero, además, intentó dejar en claro que la "herencia" será la causante principal del terremoto económico que viene.

 

"Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros. El kirchnerismo, que en sus inicios se jactaba de tener superávit gemelos, hoy deja déficits gemelos por 17% del PBI. De esos 17 puntos, 15 corresponden al déficit consolidado entre el Tesoro y el Banco Central", inicó.

Sobre esa base, alertó que "el sobrante de dinero hoy es el doble de lo que había en la previa del 'Rodrigazo'" y que los pasivos del Central son peores que en "la previa de la híperinflación" del gobierno de Raúl Alfonsín.

"Esta es la herencia que nos dejan, una inflación plantada de 15.000% anual, la cual vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla", lanzó el Presidente.

En este sentido, Milei señaló que "es necesario limpiar los pasivos remunerados del Banco Central" y que "se pondría fin a la emisión de dinero y con ello a la única causa de la inflación", pero, "dado que la política monetaria actúa con un rezago de entre 18 y 24 meses", el fin del alza de precios no será rápido.

"Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina", aseguró el Presidente para tratar de reforzar el apoyo que su "plan motosierra" recibió en las urnas. Un mensaje más al Congreso, que esta semana se activará.

En contraste con los gestos pro mercado y de límite a la dirigencia política tadicional por parte de Milei, en el recinto de la Cámara de Diputados donde juró como presidente hubo mucha más presencia política que empresarial.

El único empresario que asistió al evento fue el presidente del grupo IRSA, Eduardo Elsztain. No hubo un solo sinicalista en los palcos para invitados, primera señal de aspereza en la relación con el nuevo gobierno.

La representación política fue mucho más abundante, con los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires); Rogelio Frigerio (Entre Ríos); Gustavo Valdés (Corrientes); Maximiliano Pullaro (Santa Fe); Alfredo Cornejo (Mendoza); Raúl Jalil (Catamarca) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero).

En el lugar asignado a los ex presidentes se sentaron bien temprano Eduardo Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá. El que se hizo desear fue Mauricio Macri, el primero que le dio su apoyo en la campaña para el balotaje. El referente del PRO llegó luego de que se abriera la sesión y minutos antes de que ingresara Milei, casi como si hubiese querido no llamar la atención.

La curiosidad fue que en ese mismo lugar asignado a los ex presidentes argentinos se ubicó el ex mandatario brasileño Jair Bolsonaro. Los jefes de Estado de otros países se ubicaron en otro palco. Allí estuvieron Luis Lacalle Pou (Uruguay); Volodímir Zelenski (Ucrania); Gabriel Boric (Chile) y el rey de España, Felipe VI.


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