La cifra de muertos y desaparecidos por el inusual temporal en el norte de Chile aumentó ayer y puso a prueba una vez más la capacidad de Chile para soportar catástrofes.

Una semana después del inicio del temporal, el balance oficial de muertos se elevó a 23, mientras que los desaparecidos son 57 y los damnificados suman más de 23.000.

Mientras pasan los días y avanzan las tareas de limpieza y despeje de vías cubiertas por las aguas, se encontraron más cuerpos -en su mayoría enterrados en el lodo- y también aumentó el número de desaparecidos.

La zona más afectada es la región de Atacama, 800 kilómetros al norte de Santiago. De acuerdo con las autoridades, soportó 17 aludes simultáneos producto de las intensas lluvias que derritieron la nieve de sectores de la precordillera y arrastraron con fuerza el agua hasta los valles.

En el poblado de Chañaral, la crecida del río El Salado dividió al pueblo en dos y arrastró a su paso decenas de casas, autos y escombros. Es allí donde se concentra la búsqueda de desaparecidos. Las tareas, en las que participan 7000 efectivos, se centran en la limpieza y el despeje de caminos para llegar a poblados interiores todavía semiaislados.

Se espera para hoy el arribo a la zona de 1200 viviendas de emergencia. Lo que más preocupa a las autoridades es el tema sanitario. El lodo y la falta de agua, junto a las altas temperaturas en los últimos días, configuran un escenario propicio para la propagación de enfermedades gastrointestinales y respiratorias