Victoria Montenegro, la mujer que fue brutalmente golpeada por su ex pareja en Mar del Plata y sufrió fractura de tabique y del hueso del globo, habló con radio América sobre todo lo sucedido, su salud luego del hecho y algo que viven muchísimas mujeres todos los días: la negación y el miedo a la denuncia.
"Según él, yo estaba bailando como una trola. Él es muy celoso y posesivo. Ya me había golpeado pero nunca con tanta brutalidad. Esta vez fue distinto porque tuve la vida en riesgo", comentó en el medio de una entrevista algo cruda.
Victoria, que busca trabajo como maestra jardinera, supo expresar muy bien lo que ocurrió y lo que siente luego de la denuncia y el apoyo social que recibió. "Me estoy recuperando bien y rápido. Lo mas difícil es la recuperación anímica, por ahora estoy distraída por todo esto y se que lo más difícil es cuando todo esto se calme. Tengo la contención de mi familia y psicológica", dijo la joven.
Sobre su estado de salud, manifestó: "Mi cara tiene moretones por todos lados y un parpado un poco caído. Los médicos se sorprenden de cómo estoy evolucionando. Estuve con el desde los 17 años y ahora tengo 25. Hubo lapsos donde no nos veíamos. Este último tiempo me llevaba bien con él, entonces fui a festejar su cumple. Faltaba una hora para que termine la fiesta y cuando me encontré con una conocida, apareció y me sacó del cuello. Me llevo al estacionamiento que estaba vacío".
En Argentina muere una mujer cada 33 horas víctima de la violencia de género y Montenegro, quien admite haber tocado fondo, sabe que si no hacía algo al respecto, podía morir.
Que el hombre se sienta dueño de la mujer que está a su lado es parte de una cultura hegemónica y patriarcal que abraza, sugiere y permite que estas manifestaciones soberbias y sexistas se naturalicen.
Desde las publicidades hasta los discursos de muchos personajes del espectáculo, de la política y el cine. Los mensajes cosificadores abundan. La mujer sexy, semidesnuda, traviesa y siempre sugerente, muestra una imagen errada del rol femenino en la sociedad. Pero además de eso, la refleja como un ser accesible, al que se lo puede tocar sin preguntar y gritarle groserías en la calle "porque ellas están para seducirme y yo soy quien paga, quien maneja y quien decide".
La historia de Victoria es la historia de miles de mujeres en el mundo. Hay muchas que tocan fondo, juntan valor y se animan a denunciar. Otras, en cambio, forman parte de esas 33 siniestras horas que las separan de la muerte.