La apertura del mercado de exportación de cannabis acompaña la tendencia de la legalización que se dio en algunos países. Tanto para uso recreativo como medicinal, muchos han aprobado el uso y comercialización de los productos con ciertas normas de control. Por eso, ha crecido la exportación de cannabis en los países donde se produce.

Países desarrollados como Alemania, Francia, Canadá y algunos estados en Estados Unidos votaron leyes que habilitan el uso medicinal, con receta médica de por medio. Para ello han autorizado la importación de la mercancía, lo cual beneficia a aquellos países que pueden exportar.

El primer país en exportar cannabis para uso medicinal en formato de flor seca ha sido Holanda, que ha vendido materia vegetal a Canadá, República Checa, Italia, Finlandia y Alemania. Rápidamente le siguió Canadá, que hoy se convierte en el mayor exportador de cannabis y sus derivados. Según Health Canada, el país ha exportado a Australia, Islas Caimán, Chile, Croacia, Chipre, la República Checa y Nueva Zelanda. El cannabis canadiense como flor seca ha sido enviado también a Australia, Brasil, Alemania, Israel y los Países Bajos.

Actualmente son más los países que han iniciado sus procesos de producción local y se alistan para convertirse en exportadores en el corto plazo, tales como Israel, Uruguay, Jamaica y Colombia. A estos le siguen, de acuerdo con recientes comunicaciones oficiales, Paraguay, Puerto Rico y Sri Lanka, quienes han anunciado oficialmente que buscan materializar las primeras exportaciones para el 2018 y 2019.

En 2017, Colombia exportó alrededor de 2.200 millones de dólares en marihuana en sus distintas formas. El potencial de Colombia se explica en dos circunstancias: que ya existan áreas sembradas -el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos – Simci calcula unas 58.000 hectáreas entre coca y marihuana- y que la planta tenga un valor agregado en términos de calidad dadas las condiciones climáticas.

Uruguay, por su parte, a partir de este año exportará cannabis medicinal. Se venderá flor o CBD concentrado, cuyo gramo cuesta entre 100 y 200 dólares. La exportación comenzará este año a mercados como Alemania, Irlanda, Brasil, Argentina e Israel, y tendrá un piso estimado de 30 toneladas. Las ventas serán de flores o de productos concentrados de CBD (cannabidiol), componente principal de la planta de cannabis.

Por eso, las empresas habilitadas están construyendo y equipando laboratorios de última generación para producir cannabis como para exportar. La marihuana medicinal tiene usos en prevención y tratamiento de enfermedades, así como también es paliativo para el dolor.

El CBD es considerado muy eficaz para la epilepsia; pero también se ha utilizado para aliviar ansiedad, náuseas, convulsiones, inflamaciones e inhibir el crecimiento de células cancerígenas. También puede ser útil para mitigar los efectos secundarios de la quimioterapia en los tratamientos para el cáncer.

Por su parte, Australia impulsa un cambio en su legislación para fomentar la producción de cannabis con fines medicinales para exportación. La regulación actual en ese país prohíbe la exportación de estos productos, pero buscan modificarla. La nueva normativa cubrirá varias modalidades de productos derivados del cannabis que se utilizan con fines curativos como aceites, pastillas y sprays. Según reporta la agencia de noticias Bloomberg, se espera que el gobierno israelí apruebe la exportación de cannabis medicinal en 2018.

Israel también busca modificar su legislación y entrar en el mercado de la exportación de cannabis. Así, esta nueva dirección propuesta por Australia e Israel no es sorpresiva, ya que según la organización norteamericana Ameri Research Inc, el valor de la economía del cannabis medicinal rondará los 33 mil millones de dólares para 2024.