No hay dudas que el triunfo de Martín Pérez  consolidó un tablero político en la isla que comenzó a dibujarse tenuemente con la asunción de Rosana Bertone.

Aquel disimulado distanciamiento de los Intendentes buscando marcar la cancha al “bertonismo” junto a la estrategia desplegada por el gobierno nacional con el objetivo de “asociarse” a los gobernadores del PJ alejados del kirchnerismo, marcaron el incio de una nuevas relación políticas en la isla, que comenzó el día que los gremios tomaron la casa de gobierno con apoyo de los intendentes y terminó ayer domingo con los resultados a la vista.

Más allá del triunfo de Martín Pérez en la isla por 300 votos sobre Cambiemos, la preocupación invadió los despachos de los dos Intendentes, sobre todo la gestión de Walter Vuoto que quedo fuertemente cuestionada.

En la intendencia de la capital fueguina los festejos fueron puertas afuera, hacia adentro, los resultados corrieron como un escalofrío. Y no es para menos. El hombre que buscará la revancha dentro de un año y medio acaba de levantarse con un 35 % de los votos de los Ushuaiense por sobre un 23 % de votos que sacó el Intendente Vuoto y sus socios.

No hay que escarbar mucho para comprender que una de las razones de estos resultados, está anclada en la pésima gestión municipal que tiene a Ushuaia como una ciudad sitiada.

Del otro lado de la montaña en Río Grande, el Intendente Gustavo Melella sabe que el sabor del triunfo de Martín Pérez, no alcanza. Melella y sus socios sacaron un 35 % de los votos riograndenses, mientras que Cambiemos un 26 % y el bertonismo otro tanto. Entre estas dos últimas fuerzas (Cambiemos y el bertonismo) superan holgadamente el promedio del 55 % en toda la provincia.

Está claro que la candidata del gobierno Laura Colazo fue víctima de la grieta. Quienes votaron por Martín Pérez, expresaron su apoyo a “La Cámpora” y al “Kirchnerismo, quienes lo hicieron por “Cambiemos” votaron a favor de Macri y en contra de Cristina. Esta polarización se terminó devorando la candidata del “bertonismo”.

Por lo pronto nació un nuevo mapa político en la isla, de un lado están los “kirchneristas” puros como le gustan que lo llamen, con Gustavo Melella a la cabeza y Martín Pérez como sobreviviente de una dura batalla electoral, del otro lado esta “Cambiemos” con todo el apoyo del gobierno nacional y finalmente el “bertonismo” un espacio político que atraviesa varias fuerzas locales y que tiene al PJ como rector principal que amalgama la estructura política donde se apoya la gestión de Gobierno provincial.

Entre “Cambiemos” y el “Bertonismo” hay una fuerte alianza visible en la Legislatura provincial, que supo sobre ponerse a varios intentos de rupturas. Esa misma alianza se traduce en las relaciones entre Nación y Provincia.

Hay una necesidad mutua, el gobierno nacional necesita imperiosamente cultivar las relaciones con los gobernadores peronistas, el macrismo sabe que más allá de los importantes triunfos ayer en varias provincias, la clave de la gobernabilidad está sostenida en los gobernadores del PJ, en ese listado Rosana Bertone tiene un lugar privilegiado.

La gobernadora tiene ganada una silla en la mesa chica de los mandamás peronistas que entienden que la reconstrucción del PJ nacional se hace a partir de la exclusión del “Kirchnerismo”, ese espacio que es comandado por Cristina Fernández, quien acaba de ser derrotadas en las madres de las batallas, la provincia de Buenos Aires.

El Kirchnerismo no solo perdió en Buenos Aires, sino que quedo desmembrado a lo largo y ancho del país.  Solo en dos provincias sobrevivieron agónicamente Río Negro y en Tierra del Fuego.

¿Cómo plantearse una alternativa de gobierno sobre un “kirchnerismo” al borde de un fin de ciclo? La pregunta se la hacen los que ganaron ayer.

Por mientras el gobierno provincial busca retomar la iniciativa, Bertone tiene una agenda cargada de obras y varios encuentros con funcionarios nacionales, entre ellos el ministro de Interior, el peronista Rogelio Frigerio, a la postre el garante de un acuerdo político que sobre vuela la isla.

Así como el “kirchnerismo” quedo en las puertas del “fin de ciclo”, en la isla se abre un nuevo escenario. Para algunos complicado, para otros se trata de redoblar los esfuerzos y alimentar las alianzas.