Este viernes, uno de los grandes referentes del emprendedurismo en la Argentina, Luciano Nicora, fue invitado especialmente por la UNAJE (Unión Argentina de Jóvenes Empresarios) para participar del primer Fifty50 en el Fin del Mundo, un ciclo de entrevistas que propone acercar a empresarios reconocidos y exitosos a jóvenes empresarios y emprendedores.

El encargado de la entrevista realizó una serie de preguntas guiadas en las que el público podía participar para hacer más ágil y entretenido el diálogo.

Nicora, oriundo de Río Cuarto, habló del contexto que en los años ochenta se vivía en la ciudad cordobesa, polo productivo agropecuario, en el que no existía el concepto de emprendedor y época en que los oficios o profesiones de los padres determinaban los oficios o profesiones de los hijos.

Contó que su madre era médica y su padre abogado y que él tuvo que estudiar abogacía tal como marcaban los patrones socioculturales de ese entonces. “Estudié seis años derecho con una pasión enorme pero sabiendo que no me iba a dedicar a eso porque odiaba eso”, confió al auditorio y admitió que en ese momento “no tenía claro a qué quería dedicarse” aunque empezó por definir qué cosas no quería.

“En el interior, hace treinta años, no existía el concepto de empresario y mucho menos el concepto de emprendedor, la figura del empresario y el hecho de ganar plata tenían una percepción negativa en esa época”, señaló.

En los años noventa comenzó un gran movimiento emprendedor  a través del cual se crearon muchas grandes compañías. Nicora apuntó que esto tuvo que ver con “romper los mandatos”, entonces “mucha gente que logró tener una empresa grande se fue de la actividad empresarial de sus padres e inició su propia actividad”.

En cuanto a su experiencia personal, contó que estableció vínculos y empezó a tocar puertas. Destacó que “una de las cosas importantes que tiene un emprendedor es el hambre, que tiene que ver con buscar, con estar atrás de una misión”.

En esa búsqueda, apareció el crédito doméstico, que no tenía proveedores, y fue allí donde Nicora encontró la oportunidad de hacer cobranzas en la actividad de recupero del crédito doméstico. Se dedicó a acercar a las partes, empresarios y usuarios, y resolver a través de un proceso amigable los problemas que los deudores tenían con tarjetas de crédito o empresas de comunicaciones, sustituyendo de esa manera el proceso habitual de cobranza.

Su proyecto empezó siendo una empresa de servicios de cobranzas artesanales, pasó a ser una empresa de procesos de cobranzas y hoy es una empresa que terceriza para esos negocios. Tiene cerca de 3 mil empleados que se encargan de todos los procesos que las empresas de telecomunicaciones y bancos no quieren hacer.

La entrevista a Luciano Nicora formó parte de un evento que continuará hasta el 8 de octubre en el Hotel Arakur y cuyo objetivo es acercar a jóvenes empresarios, de entre 18 y 40 años de edad, para intercambiar experiencias y generar un aprendizaje compartido.

Se busca que los jóvenes fueguinos se vean reflejados en la UNAJE y tengan la posibilidad de unirse y formar parte de una red grande y multisectorial que trabaja sobre el interés colectivo y sobre cómo generar una nueva cultura empresaria.