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Historias nuestras

La pasión de Natalie Goodall, en un museo del fin del mundo

En la estancia Harberton, a orillas del Canal Beagle, el Museo Acatushún de Aves y Mamíferos Australes exhibe el trabajo de más de 30 años de esta bióloga norteamericana. El diario Clarín entrevisto a Natalie Goodall donde revela su amor por nuestra tierra.

Natalie Goodall dedicó más de 34 años a estudiar la flora y fauna de la isla de Tierra del Fuego (Hakai Magazine).

Me gustaría compartir un café con ella ahora, charlar sobre Tierra del Fuego, dice Pablo Bizón en su nota . Y que me contara sus aventuras en la isla que la enamoró desde joven, más precisamente, desde que leyó el famoso libro “El último confín de la Tierra”, de Esteban Lucas Bridges, que narra las aventuras australes de Thomas Bridges, el primer hombre blanco en vivir en la isla de los fuegos, y fundador de la estancia Harberton.

Era muy chico cuando conocí a Natalie Goodall en esa estancia, a unos 80 km de Ushuaia. Pero algo me decía que estaba frente a un personaje poco común, de esos que destacan por su tenacidad, su inteligencia, su pasión.

Entonces disfrutaba mirando fotos, colecciones de fósiles, huesos, y sobre todo con esos enormes esqueletos de ballenas, que me fascinaban. Recuerdo que nos regaló un ejemplar de su libro “Tierra del Fuego”, donde plasmaba años de trabajo dedicados a estudiar y recolectar datos sobre la flora y fauna fueguinas. Tenía fotos, dibujos y planos hechos por ella misma. Una obra que hizo famosa a esta bióloga recibida en la universidad de Kent y que había decidido cambiar para siempre su Ohio natal por los vientos de la Patagonia.

La estancia Harberton fue fundada por el inglés Thomas Bridges en 1886 (Wikimedia Commons)

Y todo lo comenzó por pura pasión, porque le apasionaba la vida en la isla. Aunque luego su trabajo atrajo a National Geographic Society y a otros organismos dedicados a la investigación de la naturaleza, con los que colaboraba, e incluso creó su propia fundación, Rae Natalie Prosser Foundation, que otorga becas y pasantías a estudiantes y profesionales de las ciencias naturales.

Llegó atraída por el relato de aquellas aventuras de Thomas Bridges y terminó casándose con su bisnieto, Thomas Goodall. Recibió muchos premios y reconocimientos por el trabajo que realizó, hasta que murió en 2015, en su amada estancia a orillas del canal Beagle.

Declarada Monumento Histórico Nacional en 1999, la estancia mantiene su arquitectura original, con edificios en madera cubiertos con chapa acanalada, sus jardines, muelles y terrazas de piedra. Actualmente pertenece a los nietos de Will y Lucas, hijos de Thomas Bridges. Su administrador, Thomas Goodall, es cuarta generación y vive en la estancia con su familia (miembros de la quinta y sexta generación), en la casa original construida en 1887.Y todo lo comenzó por pura pasión, porque le apasionaba la vida en la isla. Aunque luego su trabajo atrajo a National Geographic Society y a otros organismos dedicados a la investigación de la naturaleza, con los que colaboraba, e incluso creó su propia fundación, Rae Natalie Prosser Foundation, que otorga becas y pasantías a estudiantes y profesionales de las ciencias naturales.

Llegó atraída por el relato de aquellas aventuras de Thomas Bridges y terminó casándose con su bisnieto, Thomas Goodall. Recibió muchos premios y reconocimientos por el trabajo que realizó, hasta que murió en 2015, en su amada estancia a orillas del canal Beagle.

Declarada Monumento Histórico Nacional en 1999, la estancia mantiene su arquitectura original, con edificios en madera cubiertos con chapa acanalada, sus jardines, muelles y terrazas de piedra. Actualmente pertenece a los nietos de Will y Lucas, hijos de Thomas Bridges. Su administrador, Thomas Goodall, es cuarta generación y vive en la estancia con su familia (miembros de la quinta y sexta generación), en la casa original construida en 1887.

El museo Acatushun de Aves y Mamíferos Australes en la estancia Harberton, a 80 km de Ushuaia.

Y además, aquella fantástica colección que creando Natalie no sólo fue reconocida, sino que se transformó en museo: el Museo Acatushún de Aves y Mamíferos Australes. Está, claro, en la estancia Harberton, y se describe como “un museo-laboratorio creado para el estudio de la biología de los mamíferos marinos (principalmente delfines) y aves del extremo austral de Sudamérica”. Exhibe esqueletos de más de 2.700 mamíferos marinos y 2.300 aves; pero sobre todo, el trabajo de más de 34 años de investigación de Natalie.

Vaya a saber porqué, de aquella lejana visita vuelve siempre a mi memoria su relato de cuando pasaba horas estudiando las aves de Punta Páramo, esa desolada península que se adentra en el mar en el norte de Tierra del Fuego, como queriendo cerrar la bahía San Sebastián. Nunca la vi allí, pero me resulta sencillo imaginarla observando, anotando, pensando, aunque el viento le vuele los papeles y el frío le cale los huesos.


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