Acorralada por la mayoría de las encuestas que le anticipan una derrota frente a Cambiemos, Cristina Kirchner ya comenzó a abrir el paraguas y volvió a agitar el fantasma del fraude.

La nueva línea que baja la ex presidenta para deslegitimar un resultado que anticipa adverso, fue explicitada en el encuentro que tuvo el domingo por la noche con un grupo de intendentes del Conurbano, que en los últimos días empezaron a despegarse con gestos muy concretos, como mostrarse con el jefe de bloque del Senado, Miguel Angel Pichetto, un tenaz opositor interno al liderazgo de Cristina.

El núcleo duro del cristinismo se plegó este lunes al nuevo relato de su jefa política y ofreció una conferencia de prensa en el Instituto Patria, en el que abundó en sus denuncias de un inmenente fraude que hasta ahora no presentó en la justicia.

"Hasta el momento no hemos recibido respuesta a la solicitud de la auditoria del software del escrutinio provisorio; ni por reclamo de apartamiento de la Gendarmería del control de los comicios de la Provincia de Buenos Aires; ni tampoco por el pedido de apartamiento del máximo responsable del Correo Argentino en los comicios, Alejandro Tullio", afirmó el radical Leopoldo Moreau, rodeado por Jorge Taiana, Teresa García, Graciana Peñafort, Rodolfo Tailhade y Geronimo Ustarroz, encargados del dispositivo electoral de Cristina.

Fue la exteriorización del discurso que Cristina instaló este domingo en el asado que compartió con intendentes de la Primera y Tercera Sección en una quinta de Escobar, donde gobierna el anfitrión Ariel Sujarchuk. 

Rodeada por unas 25 personas, la ex Presidenta buscó generar un clima de "intimidad" para acercar a los intendentes que dan signos de rebeldía en la previa de octubre, pero puso énfasis en su preocupación por un supuesto intento del gobierno de Macri de hacer fraude, contaron a LPO fuentes presentes en el encuentro.

"Anoche explicó que el problema más serio está en el sistema del software. Si se llevan un voto por mesa, eso son 35 mil votos. En una elección pareja eso podría marcar la diferencia", dijo a este medio un intendente que participó del asado de anoche. 

Lo notable es que la ex presidenta no haya advertido que el escrutinio provisorio que está a cargo del Correo y el Ministerio del Interior, no tiene ninguna validez jurídica. Es decir, es posible que el macrismo haya manipulado la difusión de los resultados provisorios en las primarias -que no es lo mismo que manipular el resultado- para demorar la noticia de lo que fue finalmente un triunfo exiguo de la presidenta. Pero el único escrutinio que consagra resultados y candidatos electos es el definitivo que supervisa la Cámara Nacional Electoral.

Como sea, Cristina le pidió a los intendentes estar muy atentos a la fiscalización en los distritos. No es una novedad: al kirchnerismo siempre le costó reconocer las derrotas y antes y después de las PASO también buscaron instalar el fantasma del fraude con denuncias mediáticas, sin correlato formal en la Justicia.   

La realidad es que hoy algunas las encuestas dan a Cristina abajo por entre 2 y 3 puntos, una diferencia que no podría saldarse con la cuenta que hacen desde Unidad Ciudadana de un voto por mesa. De hecho, en el pasado escrutinio de las primarias el kirchnerismo denunció que en 200 mesas obtuvo cero votos, para sugerir un presunto fraude en su contra. Dato de la realidad, que no se completó con otra información: Cambiemos también tuvo cero voto, sólo que en su caso fue en 400 mesas.

La otra nota del encuentro fue que los intendentes aprovecharon el clima familiar y casual que les ofreció Cristina para decirle en la cara que después de octubre trabajarán por la "unidad". Se trata del mismo discurso que promueve la ex Presidenta, pero con la diferencia de que para los jefes comunales esa unidad no implica ir detrás de su figura, sino comenzar a tejer puentes con dirigentes que rechazan su liderazgo, como Miguel Angel Pichetto, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y otros gobernadores del PJ. 

Es decir, un proceso de reconstrucción del peronismo con eje en lo territorial, que -asumen- desembocará en nuevos liderazgos, sin la conducción de Cristina, tal como lo anticipo el salteño Pablo Kosiner. 

Ante ese escenario, ella estuvo obligada a cambiar de estrategia, bajar del caballo y visitar sus municipios. No es casual que ayer haya estado en Malvinas Argentinas junto a Leo Nardini y este miércoles tenga en agenda una visita a Merlo con Gustavo Menénez, los dos intendentes que la semana pasada se juntaron con Pichetto. No estuvo presente anoche su par de Navarro, Santiago Maggiotti, el tercero en la foto de la polémica.

Cristina no les hizo anoche ningún reproche a los intendentes díscolos. Por el contrario, llegó temprano y se mostró relajada. Merendó en la cocina de la quinta del anfitrión, Ariel Sujarchuk, y luego -cuando el espacio se fue llenando- se fueron al quincho para arrancar el asado. 

"La mayoría le dijo que ahora hay que pensar de verdad en la renovación, en nuevas caras", contó un intendente a este medio y resaltó que esas frases se daban también con Fernando Espinoza en escena, cuando empieza a reforzarse la idea de que Gustavo Menéndez quiere ser el próximo conductor del PJ bonaerense.

La ex presidenta pidió "unificar el discurso" y mantenerse cohesionados. "Después de la elección se viene un tremendo ajuste y eso es lo que tenemos que advertir", dijo y marcó el otro eje discursivo que les pidió que sostengan de acá hasta el 22 de octubre.