Río Grande.- Mauricio Bogado y Pedro Mendaña tras el bautismo de su hija Brisa en la Parroquia Sagrada Familia, a cargo del padre Juan Carlos Bouzou, destacaron que “fue un día muy deseado y esperado”.

La Matrimonio logró la adopción de Tadeo Nicolás y Brisa Soledad, quienes recientemente cumplieron 10 y 8 años, respectivamente. Los padrinos fueron Vanina Nazarena Arnold y Alejandro Peschiutta.

Mauricio Bogado confió que “fue el mismo deseo y la misma espera para lograr la adopción, pero gracias a Dios estamos bien encaminados”.

Añadió que “en estos tres años que estamos con ellos, me doy cuenta de que han crecido y no puedo creer que hoy por hoy me veo en el rol de padre. Jamás había pensado jugar este rol, pero lo disfruto a pleno, a full, los amo a los dos y creo que en esto, en el camino de la vida ellos nos eligieron a nosotros, no nosotros a ellos”.

“Recuerdo cuando nos entregaron a los chicos como si fueran un paquete y ellos vinieron enseguida hacia nosotros y nos abrazaron y ahí nos dimos cuenta de la carencia de afecto y de amor que había, no solamente en ellos, sino que hay muchos niños en las mismas situaciones que uno desconoce. Simplemente escuchamos cosas horrorosas que pasan en los medios de comunicación y nos preguntamos por qué no tienen un mejor fin, pero nadie se involucra. Nosotros nos involucramos y nos jugamos por una familia. Ya tenemos todos los documentos, las partidas de nacimiento, llevan nuestros apellidos así que ahora, a disfrutar”. 

Una larga lucha

En tanto Pedro Mendaña relató la preparación de los días previos al bautismo. “Fue una sorpresa porque en realidad Mauri fue el que preparó todo y Brisa esperó todo este momento en familia, así que estamos muy contentos”.

Sobre la adopción compartió que “fue una espera muy larga y difícil, fueron casi tres años y gracias a Dios que escuchó nuestros ruegos para que Brisa y Tadeo fueran nuestros nenes”.

Reveló que “a pesar de la negatividad de algunos sectores por el viejo código salimos airosos por la nueva modificación de la ley”.

Pedro entendió que la sociedad está más abierta. “A nosotros nos ayudó la nueva ley de adopción. Nosotros en principio fuimos familia de acogimiento y tuvimos a los chicos y después de habernos dado a los chicos como acogimiento, nos enteramos de que ellos iban a estar con nosotros solo por tres meses”.

Agregó que “nosotros ingresamos en el programa de familia de acogimiento pero en ningún momento nos había  informado su mecanismo, cuando pasaron los seis meses de estar con ellos nos los quisieron sacar pero gracias la Defensora del Menor. No pudieron, desde ese momento comienza nuestra lucha para impedir que nos separen de ellos”.

“Iban pasando los días y cómo hacíamos para no enamorarnos de los chicos, cómo hacer para no darles amor a ellos. En esos seis meses fuimos cultivando nuestra amistad, porque ellos tenían conocernos y nosotros a ellos y fue bastante difícil al principio, más por ellos porque extrañaban. Al final, se fueron acostumbrando y se fueron adaptando”.

Cabe resaltar que la nueva ley hace valer la decisión y el deseo del niño.

En el mismo sentido Pedro reseñó que “fue pasando el tiempo y es ahí que nosotros nos enteramos de que posiblemente nos iban a sacar a los chicos y empezamos con nuestra lucha para tenerlos con nosotros, al principio no como adopción, sino como una guarda y que estén con nosotros hasta la mayoría de edad y que ellos después elijan si querían ser nuestros hijos; es decir, que lleven nuestro apellido”.

Resumió que “luchamos por la guarda, nos la negaron, apelamos y después la ganamos. Después de la guarda, nosotros esperamos lo que venga y es así que dictaron la adopción y el abandono y ahí empezar de nuevo con la lucha para poder pelearlos y gracias a Dios y con la nueva ley que nos ayudó, nos dieron la adopción plena”, celebró.

Otra lucha similar en nuestra ciudad y que tuvo trascendencia internacional, fue la llevada adelante por Juan Castro y Pablo López que hoy tienen nada menos que tres niños, dos varones y una nena.