En su discurso de cierre, la mandataria repasó diversas cifras del país. Recordó que la Argentina es la octava nación del mundo en términos de extensión, aseguró que es capaz de "producir alimentos para 400 millones de habitantes" y señaló que "de las 100 firmas más importantes en el mundo, 40 tienen radicación en la Argentina".

"Hay en mi país una frase que es "algo habrán hecho". Bueno, algo habremos hecho los argentinos para haber pasado de recibir el país en default a un país que tiene el 93% de su deuda estructurada", celebró Cristina Kirchner, ladeada por los ministros Julio de Vido, Axel Kicillof, Débora Giorgi y Enrique Mayer, entre otros.

La Presidente destacó que "por sus características, Argentina es un país indispensable para toda la región latinoamericana". Sobre todo en un "mundo diferente, sobre todo para los países emergentes". "La etapa que viene es muy venturosa y de mucha proyección en todos los campos", vaticinó.

A modo de ejemplo, recordó que este mes "el FMI dijo que la única manera de remontar la crisis era con la inversión en infraestructura". "Yo lo decía desde el primer día, pero me miraban como si hablara en un idioma extraño imposible de entender", sostuvo.

Cuando su discurso ya había terminado y había comenzado a recibir los primeros aplausos de rigor, Cristina Kirchner pidió disculpas, retomó el micrófono y pidió agregar unos datos que habían quedado fuera de su mensaje.

"Cometo un doble pecado mortal. Como presidenta, de haberme olvidado del turismo, que ha sido una de las poleas de crecimiento de la Argentina, que comenzó a ver crecer su turismo receptivo a partir del año 2003. Como vecina de El Calafate, de haber olvidado del Glacial Perito Moreno, único glacial en crecimiento en medio del calentamiento global. Desafiamos las reglas de los mercados financieros y las reglas climatológicas", concluyó.