En Vicente López, a orillas del Río de La Plata, María Eugenia Vidal arengó a su gabinete ampliado y les pidió que respondan con "firmeza y con límites democráticos a los sectores de la política que consintieron la pobreza durante años”.

La Gobernadora habló de sectores que apuestan a "la violencia". Sin nombrarlos, se refería a un foco conspirativo encabezado por un grupo de intendentes del Conurbano desde donde se propala la idea de caos hacia un futuro inmediato.

El epicentro de ese foco es La Matanza. Verónica Magario dijo días atrás que “la inflación y los despidos han generado familias que ya no llegan a comer”. En una reciente entrevista con Continental, la intendenta replicaba una y otra vez la idea de "hambre". En tanto, Fernando Espinoza también se ocupa de alentar escenarios de crisis. Todos recuerdan un reciente encuentro entre peronistas donde el matancero dejó bien en claro que si "estalla el Conurbano, salta Macri". Por debajo de los líderes de La Matanza, en otra línea -poco más cauta- se ubica un grupo con lugares centrales en el frente ciudadano que propuso Cristina Kirchner.

Algunos legisladores presentes en la reunión retomaron el mensaje de Vidal. "No hay espacios para los violentos o para los que no entendieron que existe un cambio de época en la provincia de Buenos Aires", dijo el diputado Manuel Mosca.

La denuncia de Vidal sobre minorías que apuestan a la "violencia" fue el mensaje político más fuerte que surgió de su encuentro con su equipo de gobierno. Fue una reunión formal donde primó la impronta escénica del PRO: una pantalla de fondo que mostraba una postal urbana de la provincia y la marca del gobierno de Cambiemos. La Gobernadora subió sola al escenario, se ubicó sobre una butaca y apeló a momentos de cercanía con los vecinos, pero también a párrafos más duros dirigidos a la oposición.

Vidal habló de “sectores minoritarios de la política que consintieron y callaron la pobreza durante años”. Aseguró que hay dirigentes que “quieren trabajar por la gente” y pidió ser escucharlos y mantener diálogo con ellos. Pero cargó contra los que “quieren la Provincia de la violencia”. A ellos pidió responderles con “firmeza y con límites democráticos".

Dirigiéndose a sus ministros y secretarios de estado les indicó que para salir de la "indiferencia" hay que "salir y estar cerca de la gente, y para eso hay que salir del escritorio".

"Quiero que recorran, que estén, que vayan a las casas de la gente, que cambiemos si hay cosas que cambiar", porque el 25 de octubre pasado se votó "el hacer, el dar la cara", planteó la mandataria de Buenos Aires a sus funcionarios.

El clima de la reunión fue distendido. Aunque no se mostraron números, uno de los funcionarios que maneja encuestas de la gestión reflejó resultados positivos. "La tendencia es positiva, sostenida en el tiempo. Pero sino cumplimos vendrá una sensación de frustración", aseguró.

Un plan para llegar a cada distrito

Antes, el secretario de Comunicación, Federico Suárez, había trazado ante las más de 500 personas que ocupaban el centro de convenciones lo que dentro del gobierno de Vidal denominan como ‘plan de vocería’. Esto es una estrategia de comunicación que buscarán apuntalar en los próximos meses y que tendrá características puntuales en cada municipio.

Suárez explicó que unas 80 personas -entre legisladores, funcionarios provinciales y locales- conforman ese equipo y que la idea es trazar un plan que permita recorrer al menos dos distritos por día escuchando problemas y bajando líneas de comunicación.

De la reunión de gabinete ampliado solo faltaron algunos ministros. No se lo vio a Leonardo Sarquís (Agroindustria), tampoco a Edgardo Cenzón (Producción), ni al secretario de Derechos Humanos, Santiago Cantón.