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El ajuste en Francia se carga de tensión

Escándalo en Air France por el anuncio de un plan de despido

La empresa prevé echar a 2.900 empleados. Los trabajadores, furiosos, casi linchan al director de relaciones humanas. Alrededor de 1.000 trabajadores invadieron las oficinas de la compañia.

El CEO de Air France, Frédéric Gagey, trepa una reja para que no lo atrapen los trabajadores que protestaban.

Ante la competencia de las compañías “low cost” y las lujosas aerolíneas aéreas del Golfo, sobredimensionada y en crisis con sus pilotos que se niegan a negociar una adaptación de sus salarios privilegiados, Air France anunció el ayer un plan de reestructuración, que contempla suprimir 2.900 empleos de aquí al 2017.

Pero su proyecto fue superado por una violencia “medieval” en su Comité de Empresa (CEE), en las cercanías del aeropuerto Charles De Gaulle. Un grupo de asalariados se introdujo en el lugar y atacó al director de relaciones humanas, Xavier Broseta, le arrancó la camisa como en un intento de linchamiento, y debió huir con el torso desnudo, su tableta en la mano, acompañado del servicio de seguridad, entre una multitud que le gritaba. Siete heridos y un agente de seguridad en coma fue el resultado de una acción “incivilizada”, que repudiaron desde los trabajadores de la empresa al primer ministro Manuel Valls, los capitanes de la industria del Medef y los sindicatos, que apuntan la responsabilidad del incidente a los militantes de Fuerza Obrera. 

Toda la prensa esperaba en las oficinas del aeropuerto Charles de Galle cuando los incidentes estallaron y el CEO de Aire France, Alexandre de Juniac, consiguió fugar. Proyectaban informar el nuevo plan de reestructuración en el Comité de la empresa, después del fracaso de las negociaciones con los pilotos sobre nuevas medidas de productividad. Una actitud que forzó a la empresa a recurrir a su plan B, que va a significar la supresión de casi 3.000 empleos. Entre ellos 300 pilotos, 700 azafatas y 1.900 empleos en tierra. Una nueva cura de austeridad, que finalizará con el retiro de 14 aviones, el cierre de cinco líneas y la supresión de la compra de aviones a Boeing. Un anuncio fatal para los trabajadores, que en una inusual grieta, le reprochan a los pilotos su intransigencia frente a sus salarios privilegiados. Es la primera vez en la historia que Air France hará despidos no consensuados. Pero “la adaptación de efectivos” se hará “con un plan de partidas voluntarias donde la concertación permitirá alcanzar sus objetivos”, según la compañía.

Alrededor de 1.000 trabajadores invadieron las oficinas de Air France, interrumpieron la reunión del Comité de Empresas, que informaba a los representantes sobre el plan, y entraron gritando “De Juniac, dimisión” y “Nosotros estamos en casa”.

Francia quedó conmovida con las imágenes que siguieron, a un punto que la agencia AFP las categorizó en su servicio no como “sociedad” sino “guerra”. Sin camisa, pero con corbata aun anudada, torso desnudo, empujado por los custodios, entre la multitud que le gritaba, el director de recursos humanos Xavier Broseta era sacado de la empresa en medio de centenares de manifestantes peligrosamente furiosos. Air France presentará una acusación en la justicia por “violencias físicas”.

Finalmente, el anuncio del plan de reestructuración se hizo en una conferencia de prensa posterior, cuando los trabajadores ya habían anunciado la huelga para resistir el plan. El mismo Borseta, el protagonista de esa conferencia, fue magnánimo: “Eso que hemos visto esta mañana no es la imagen de los asalariados de la compañía”, dijo la víctima de esa violencia.

En medio de ese caos, Air France intentó calmar el juego y estimó que “estas violencias son de individuos aislados. El diálogo social no debe ser ensuciado por tales actos”.
La CFDT, el quinto sindicato en Air France con el 13,89 por ciento de afiliados, condenó” las violencias indignas” y aclaró que “todos los asalariados quieren salvar la empresa”. El gobierno de François Hollande llamó “a restaurar el diálogo” y condenó los incidentes. Pero el primer ministro Manuel Valls se mostró “escandalizado”. “La situación de la empresa es difícil pero nada justifica estos desbordes”, aseguró. Los pilotos pidieron la intervención del Estado para que tome sus responsabilidades en el caso.


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