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Crisis en la industria electrónica

AFARTE preanuncia la ruptura del acuerdo con la UOM

Lo afirmó ayer Federico Hellemeyer desde AFARTE, y aseguró que no se ve ninguna señal del gobierno nacional para incentivar el consumo. Planteó la necesidad de medidas urgentes que apunten al financiamiento, para que los consumidores del continente puedan adquirir en cuotas los productos fabricados en la provincia. La crisis se profundiza y desde el sector empresario anticipan que el acuerdo firmado en noviembre pasado para sostener la planta de personal efectivo, no se podrá cumplir en estas condiciones. Por ahora sobreviven algunas empresas con suspensiones y se prevé adelantar las vacaciones, pero el ajuste está imponiendo despidos de los trabajadores que tenían garantizado su puesto por dos años.

El presidente de AFARTE Federico Hellemeyer abrió la posibilidad de una ruptura del acuerdo firmado en noviembre pasado con la UOM.

Río Grande.- El presidente de AFARTE Federico Hellemeyer abrió la posibilidad de una ruptura del acuerdo firmado en noviembre pasado con la UOM, por el cual el sector empresario se comprometió a mantener la dotación de personal efectivo a cambio del congelamiento salarial por dos años, pero además el acuerdo de competitividad apuntaba a bajar los precios y compensar con volumen de ventas la pérdida de rentabilidad. Estas condiciones no se están dado, sino todo lo contrario: Hellemeyer habló de una caída de la actividad que supera el 50% y no ve señales de reactivación del consumo en el continente.

Por FM La Isla fue contundente al graficar una situación en la que se encuentran “abajo del agua, aguantando la respiración”.

En principio se lo consultó sobre el decreto 864, cuya modificación todavía no se concretó. Hasta ahora la información es la misma que se conoció la semana pasada, respecto de las reuniones a nivel ministerial, “y el compromiso del gobierno nacional de modificar las cuatro posiciones arancelarias críticas para nosotros, una referida a televisores y autorradios, y tres referidas a celulares. El compromiso del gobierno fue sacar una norma modificando el decreto 864 y entendemos que eso está en trámite. Lo que estamos haciendo es seguir ese trámite”, dijo.

Informó que ayer hubo reunión de comisión directiva de la Federación que nuclea a todas las cámaras empresarias que se dedican a la fabricación de electrodomésticos, que integra AFARTE junto con “los que producen artefactos a gas, los que producen línea blanca, otros artículos de refrigeración y demás. Compartimos los números de caída de la actividad y la situación es generalizada. Todos los sectores metalúrgicos dedicados a la fabricación de electrodomésticos están cruzados por la afectación de la caída del nivel de actividad, por el desplome que hubo en el consumo, y todos se dedican al mercado interno”.

Advirtió que la caída de la producción no es solamente por un sobrestock: “Hay stock en este momento, pero nuestra sospecha es que no es mucho, porque las cadenas de comercialización no están trabajando con mucho stock, sino con inventarios menores a los habituales. Contablemente hablando, el inventario es capital de trabajo inmovilizado; y hoy inmovilizar capital de trabajo con una tasa de referencia por encima del 70%, es suicida”, sentenció.

“Mi sospecha más fuerte es que si antes para vender un celular, uno tenía cinco de stock para no quedarse sin productos y abastecer la demanda sin problemas, hoy tiene dos, porque no se puede bancar esos cinco parados. El problema hoy es la caída del consumo, que nos pega en menor producción, pero a su vez la caída en el nivel de inventario, que multiplica el primer efecto. Esto termina haciendo que la caída en el nivel de actividad industrial sea mayor a la caída del consumo”, explicó.

“Dependiendo de la línea, hemos tenido una caída del consumo entre el 20 y el 35%. Por este efecto multiplicador del nivel de inventario, esto ha provocado una caída de la actividad de un poco más del 50%. Claramente a las empresas les cuesta mantener el nivel de actividad para tener a todo el personal ocupado. Frente a esta circunstancia, han aparecido situaciones en las empresas donde se han dado suspensiones, de distintas maneras; al principio un solo día, o dos días por semana y demás. Seguramente cuando se aproxime el fin de año habrá adelantamiento de vacaciones”, anticipó.

“Con los niveles de actividad que tenemos, en este momento no hay manera de que las empresas le den trabajo a todo el mundo. Esto se da en el contexto de un acuerdo que establece la garantía de mantenimiento de las dotaciones, que realmente es de muy difícil ejecución”, disparó, abriendo la puerta a la ruptura del acuerdo.

“Sería una necedad no observar la mala situación económica por la que está atravesando nuestro país, que desafortunadamente conspira contra la sostenibilidad de cualquier tipo de acuerdo que hayamos firmado. En este momento estamos como quien aguanta la respiración abajo del agua, tratando de pasar este mal trecho que nos toca en cuanto a caída del consumo y nivel de actividad, con la expectativa de que esto se reactive. Necesitamos de manera urgente como mínimo retomar los niveles de producción del año 2017, y eso sería de mínima”, planteó.

Recordó que “la idea que estaba detrás del plan de competitividad, por el que se firmó el acuerdo, era bajar los precios resignando rentabilidad, hacer más eficiente la cadena, pero ampliar los volúmenes de venta para compensar rentabilidad. Es una regla básica. Nosotros no solamente no estamos con mayor volumen de ventas sino por debajo de los volúmenes inferiores y ahí es difícil el sostenimiento de la ecuación que se propone”.

Desde AFARTE no ven alguna medida del gobierno nacional o alguna señal de fomento del consumo, que abra una posibilidad para que esta situación se revierta. De hecho, se habla de un período de recesión de al menos un año. “Cuando el consumo se desploma, no se trata tanto de echar mano rápida a políticas industriales sino más bien se trata de echar mano a políticas comerciales, de incentivo al consumo. Acá el problema no es que el consumo se desplomó porque la economía está abierta o el importado se vende más. Nada de eso está pasando porque, con la bruta devaluación que hubo, uno de los efectos es que nos protege frente al producto importado”, observó.

“El consumo se desplomó porque la gente no tiene dinero para gastar. Lo que necesitaríamos urgente es que aparecieran incentivos al consumo, llámese Ahora 12, Ahora 3, Ahora 6 o lo que se les ocurra, pero que permita que la gente, frente a la posibilidad de comprar un bien que tiene un determinado valor y necesita financiar esa compra, tenga la herramienta para hacerlo.

El problema es que con la devaluación se exacerbó la inflación, la tasa de interés se fue al diablo, y en este contexto macroeconómico y financiero, precisamente las herramientas de compra en cuotas no proliferan. Muy por el contrario, también se retraen”, expuso.

Apuntó que “hasta hace un tiempo, más allá de las iniciativas oficiales del gobierno, había iniciativas de los bancos públicos que eran bastante apetecibles, con planes de 12 cuotas, algunas incluso con un incentivo mayor. Todo eso desapareció de la mesa”.

“En un escenario de una inflación mensual superior al 4%, con una tasa de interés del 70%, es imposible colocar cualquier herramienta financiera que se transforme en un plan de cuotas, ya no sin interés, pero siquiera con uno mínimo”, dijo y, sin esta herramienta de financiamiento, no ve otra salida para las empresas.

“A simple vista no pareciera haber ninguna otra alternativa. Nosotros tratamos de explorar motivaciones por todos lados para dinamizar el consumo de nuestros productos. Por ejemplo, hacemos un producto de aire acondicionado y tratamos de incentivar el consumo de los equipos más eficientes, energéticamente hablando. Pero en última instancia, para promover eso, hay que tentar al consumidor con el consumo racional pero también con el dulce del financiamiento, porque si no tienen financiamiento, no pueden consumirlo”, insistió.

Lo cierto es que en el continente la gente no prende la luz, minimiza el consumo, y evitan usar el aire acondicionado por el nivel de las facturas que les llegan, y mucho menos van a poder pensar en cambiar de equipo. “Al consumo de bienes durables, que tienen un precio elevado para el presupuesto familiar, se lo incentiva con herramientas financieras. No hay mucha vuelta”, reiteró Hellemeyer.

Admitió “el estrés” al que se ven sometidos tanto los industriales como los trabajadores por esta crisis que se agudiza, y fundamentalmente por “la falta de un panorama de corto plazo que nos permita ver cuánto empieza a mejorar esto. De momento no tenemos ningún indicio de que empiece a mejorar”, concluyó.

 

 


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