Procesando. Por favor aguarde...
Las principales refinerías del país como YPF, Shell y Pan American Energy habían acordado con el exministro de Energía, Juan José Aranguren, una nueva suba de los precios de las naftas de venta al público pero ahora pretenden un alza mayor.
Para las petroleras ese porcentaje es insuficiente y están a la espera de una reunión con el sucesor de Aranguren, Javier Iguacel. Como el funcionario debía estar en Washington para una conferencia mundial sobre gas, se presume que recién durante el fin de semana será el encuentro con las petroleras locales.
Tanto las productoras como las refinadoras, y las que están integradas como YPF y PAE, coinciden en que el 3% pautado para julio quedó licuado por la devaluación que fue del 10% desde que se cerró ese acuerdo el 1 de junio, mientras que el precio internacional del petróleo sigue con una firme tendencia al alza que puede acentuarse en las próximas semanas. Este viernes por la mañana el dólar superaba los $29,50.
Las petroleras presionan para que el Gobierno defina las reglas de juego. "El problema no es solo el aumento de principios de mes, se puede cerrar en un 3% o en un 5%, pero después qué va a pasar", se preguntan desde las empresas.
Es que según sostienen desde el sector "hay un evidente desacople respecto al precio internacional".
"La industria necesita un acuerdo lo más sustentable posible y que el Gobierno diga cómo quiere encarar este escenario", plantearon. Según entienden, el 3% de aumento acordado hace cuatro semanas ya se licuó.
Creen los petroleros que hay un desfasaje del 30% respecto al mundo y saben que no les será fácil recuperarlo.
Estos reclamos se dan en un escenario ya difícil: la refinería de Bahía Blanca de la trader holandesa Trafigura está cerrada desde hace tres semanas, y la de San Lorenzo permanece inactiva por la decisión de la Justicia en la quiebra de Oil. Esto significa que las demás refinadoras tienen que entregar más producto al mercado mientras las ventas de naftas continúan subiendo mes a mes, y las firmas no quieren aumentar las entregas si se reduce el margen que perciben.
Las productoras que no tienen refinería también presionan
En julio deberían vender el crudo a u$s68 en el mercado local, y por ahora no les están dando permiso para exportar a las que extraen crudo liviano.
La pretensión de máxima de productoras y refinerías es que el Gobierno confirme la liberación del mercado y que se permita trasladar a los surtidores lo más rápido posible el impacto de la devaluación y del precio del crudo. Algo improbable dado los efectos que esto tendría sobre el cuadro inflacionario.
Ante este escenario, en las empresas temen de que se vuelva a las regulaciones y que el negocio ya no sea lo que se preveía al comenzar el año.
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